Amor a primera vista. Esto es lo que sintió el café con la isla de Jamaica o viceversa. Un amor que ya se alarga en el tiempo y es que la relación es absolutamente sólida por la calidad de sus frutos. 1728, 6 plantas y un gobernador local amante del café y de su tierra. Y desde entonces, todo ha proliferado de tal manera que hoy, el café de Jamaica es un indispensable en nuestras tazas. Tanto que la isla produce 2.5 millones de kilos de café al año. Una cifra muy interesante que además no está reñida con la calidad de su producto. Un producto que llega a nosotros desde una altitud especial y determinada sólo existente en la Blue Montain (entre los 600 y los 1.300 metros de altitud) y es que desde allí arriba y con esas vistas, sólo puede darse un grandioso café. El proceso para poder degustar el Café de Jamaica… ¡Nada ligero! pero el resultado bien merece la pena. Meses de vivero, otros tantos de replantación en Blue Montain, secado y selección del mejor grano rojo intenso que una vez tostado llegará a nuestra taza para que disfrutemos de su olor, sabor, intensidad… ¿Qué lo hace tan especial y único? La altitud, cobertura forestal, la pendiente y riqueza del terreno y el clima húmedo en el que cobra vida además de que es un café que se muele directamente allí, en la montaña, en Jamaica, sin añadir ningún otro tipo de café.
Más puro y auténtico, ¡imposible! ¿Por qué nos gusta a nosotros? Porque el café es rico, de eso no hay duda pero además el de Jamaica, aporta lo habitual del café (antioxidantes) a la vez que menos acidez, un nivel más bajo de cafeína y un sabor dulce pero con mucho cuerpo. Una mezcla perfecta en una sola materia. Y por supuesto, no puede faltar entre tus básicos de la coctelería. Unos granos de café dentro de tu gin-tonic y conseguirás un aroma especial, único e irrepetible. Con este tubo de Café de Jamaica siempre tendrás a mano tus granos imprescindibles para preparar el perfecto combinado. 2 ó 3 granos, no necesitas más… Su poder es inmenso.