La sal de Utah tiene una peculiaridad que no tienen otras: combina a la perfección tanto con platos dulces como salados.
En estos últimos aporta un toque diferenciador muy característico y totalmente revolucionario.
Debemos decir que se trata de una sal pura y natural, en su preparación no se añaden químicos ni aditivos de ningún tipo. Es más, se elabora a partir de la evaporación del agua.
Si te la llevas a casa, podrás saborear los matices de esta región sin ningún tipo de modificación.
¿Quién dice que no se puede viajar sin salir de casa? Prueba con esta sal y verás.
Te advertimos de algo: da un gustazo enorme ver como se deshace cada grano de sal nada más tocar el plato.
Estamos ante una sal rica en calcio y magnesio, pobre en potasio y yodo.
Tiene aplicaciones muy curiosas, veamos algunas:
- Sandwiches. Aunque parezca una locura, añadir sal a un sándwich lo hace aún más irresistible. Bueno, no cualquier sal, la sal de Utah. Le da un gustirrinin muy especial y sabrosón.
- Helados de chocolate. Para los amantes del chocolate tenemos hoy un consejo: ¿has probado esta delicatessen con un poquito de sal de Utah? Antes de que nos taches de locos, hazlo. Luego, emite tu veredicto.
- Sopas. Esto no es quizás tan descabellado. Pero las sopas quedan realmente ricas con la sal de Utah. Es tocar el caldito humeante y se deshace por completo, impregnando de sabor todo el plato.
La sal de Utah tiene un sabor suave a la vez que dulce. Es muy difícil encontrar una sal parecida en cualquier otra parte del mundo. Es única y quien la ha probado sabe de lo que hablamos.
En cuanto a su aspecto es de color rosado e incluso podemos encontrarnos con granos de color café y aspecto cristalino.
Métela en tu carrito. Acertarás con tu compra seguro.